sábado, 19 de diciembre de 2009

Está prohibido prohibir

En el noreste peninsular español acaban de dar un nuevo paso hacia la prohibición de las corridas de toros. Todo hace pensar que en breve se aprobará alguna ley o similar y la fiesta nacional dejará de ser nacional.

Supongo que precisamente esta vinculación del espectáculo taurino con su identidad nacional ha sido un catalizador en este proceso de destrucción y más de un político cordobés acatalanado habrá dejado de buscar otros subterfugios en pro de esta causa independentista. Al menos de momento.

El movimiento independentista catalán tiene un núcleo fuerte en aquellos catalanes de primera o segunda generación: hijos o nietos de emigrantes principalmente andaluces que llegaron a Cataluña en la segunda mitad del siglo XX buscando trabajo y un lugar donde prosperar con sus familias. Para ese chaval nacido en Jaén que se encontraba viviendo en Cataluña a mediados de los setenta, ante el miedo al rechazo por su condición de "extranjero", apoyar el movimiento y ser más catalán que la propia senyera no dejaba de ser una manera fácil de ganarse el respeto y evitar ese sentimiento de forastero. Es decir, una manera de integrarse en la sociedad.

No es de recibo que una región como Cataluña cuyo desarrollo industrial se debe en gran medida a la aportación y sacrificio de ciudadanos de todos los rincones de España, tenga como buque insignia el intento de destrucción sistemático de cualquier vínculo con nuestro país.

Del mismo modo que Cataluña juega a ser independiente, el resto de España debería por un momento hacer el mismo juego pero a la inversa. No me refiero al típico movimiento de rechazo al cava ni a que el FC Barcelona juegue su liga "nacional" frente al Granollers, sino a algo más. Propongo a modo de prueba implantar el visado de entrada al resto de España para aquellos catalanes que han mostrado rechazo a nuestro pais. Pero no un visado de aeropuerto, no. Un visado en toda regla, con su formulario de acceso, trámite en la embajada de varias semanas y demás burocracia.

Sólo una excepción admitiré para dicho visado. Estarán exentos aquellos que presenten una entrada en sol (o en sombra) para la Plaza de toros del Puerto de Santa María.

1 comentario:

  1. Vaya por delante que soy taurina. Muy taurina. El toro no existiría sin la lidia y creo que es un animal bellísimo y muy elegante. Respeto a aquellas personas a quienes no les gusta la lidia, aunque ellos suelen decir que no les gustan los toros.
    Lo de prohibir las corridas de toros en Cataluña me parece una falta de unión entre los taurinos catalanes, que sin duda jamás pensaron que esto llegaría tan lejos. Están tratando de desligar el debate entre la prohibición por tortura animal y el independentismo. Espero que sea así, porque en España las primeras referencias a la lidia son del rey Alfonso X (siglo XIII) y en Cataluña, son del siglo XIV. Sería de mucha incultura decir que algo que tiene en Cataluña siete siglos de historia es Español y no catalán. Sin embargo, en el sentir popular del resto de España no parece que esto sea sino otra diferenciación del resto de la manada, y normalmente, el diferente o el que quiere ser siempre el centro, no gusta ni cae bien. Quieren ser señalarse a costa de lo que sea.
    Un sentimiento independentista en un momento en el que todos los países tienden a unirse, me parece absurdo. Eso sí, si quieres ser independiente, pa lo bueno y pa lo malo: la ropa te la lavas y te la planchas tú, de las subvenciones para infraestructuras te olvidas, el tupper de mamá Gobierno se va para los hermanos, Catalunya League (muy bueno lo del fútbol con el Granollers), me pagas aranceles de entrada a tus productos, porque, ah, lo siento, se producen todos en España, y olé a lo que apuntas del visado. Y el sorteo de Navidad, que el de Sort venda lotería a unos cuarenta millones menos de potenciales compradores. ¿A que ya no nos gusta tanto ser independientes?
    Muy buena entrada, Ale.

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